Pobre corazón, no gusta. Siempre le sustituyen
por pecho. Que parece que no duele tanto. Por pecho, que parece no estar tan
vacío en la estación de los fracasos, vacíos, de arterias que nombran farolas y el viento. Soledades, que se quedan sin aliento, de tanto subir escaleras.
Pobre, pobre, corazón. Reclama. Reclama tu lugar. Explica que tú no huyes,
corazón. Levanta, corazón, levanta. Vuelve a ocupar tu sitio. Y todo lo demás.
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