Permitidme una locura,
antes de olvidar.
Antes de que el creer
pierda el equilibrio.
Antes de que el creer
pierda el equilibrio.
A lo mejor, sembrar lluvia
O tal vez, incendiar lunas,
llenas de secretos.
Como esos copos revelados
que son las tardes de cine.
Permitidme, no lo sé...
¿y si detrás del jueves
volviera a ser miércoles?.
Tras la tormenta
vendría Don Mario
con taquicardias del presente.
Que suenen en el teléfono
latidos de ahora,
(no mañana, ahora).
Luego nos hospedaremos
en murales con colores de futuro
y pan recién hecho.
Permitidme, por ejemplo,
deje de producir monstruos
a partir de ahora.
Y quién sabe,
quizá construir laberintos
donde dejemos
de perder el centro.
Donde encontremos
la rima consonante
de nuestro boceto.
Y mañana podríamos tirar
de un carruaje con amaneceres
y sonrisas de horizonte
donde encontrar el antídoto
que erradique la cordura.
Una última locura, permitidme:
que las calles vuelvan a ser de los locos.
lunes, 14 de febrero de 2011
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