Andamos entre contradicciones.
Cuando caminamos hacia atrás.
Cuando buscamos por los rincones
alguna pista, aunque, al final,
no lleve hasta nosotros.
No queremos encontrarla
pero seguimos, bajo la lluvia,
buscándola.
Deambulamos,
sin perro que nos señale el camino.
Ciegos de tanto desandar
Sin olfato, sin percepción.
Señor taxista, lléveme a dar vueltas.
Mejor, piérdame un rato.
Póngame una de Louis Armstrong
que me encuentre de nuevo.
Camarero, por favor,
un principio de no contradicción
para aquella carta bajo mi puerta.
Y para mi terquedad,
ya que la sigo esperando en mi balcón.
Como aquel globo rojo.
Cambiemos la almohada.
Demos la vuelta al sueño.
Olvidemos, por un momento,
nuestras ganas de perder.
Y pongámonos una de Louis Armstrong
que nos encuentre de nuevo.
*foto tiempodecometas.wordpress.com
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