lunes, 2 de noviembre de 2015

SOY. Y NO.



Soy la calle empedrada
en la que los niños juegan al escondite.
La caja en la que guardas los recuerdos.
Soy la que esconde poemas por ahí,
en la marea donde ya no quedan redes tristes.
El cuaderno de la mesita de noche.
El boli azul, el negro, el rojo.

Todos. La calle, la caja, la marea,
Juegan al escondite.
La estrella más antigua de la galaxia.
La más pequeña, la última que ha nacido.
Las noticias de la mañana, 
la tele apagada.
El punto de libro.
El poema que nunca terminas.

El olor a café que llega hasta las sábanas.
Todo es otro día. Todos los sitios son otros.
Unos ojos que te niegan. Que se esconden.
Soy la niña con zapatos de otoño
que llega tarde a clase.
La manta y el día libre.

Te acerco al trabajo y te pierdo a veces.
Te arranco una risa y soy la que nunca fui.
Soy la que tenía que ser. La que te besa.
La que te quiere. La que te busca en la multitud.
La que no. La que no. Y la que no.

Soy la librería, el proyeccionista y los acordes.
No soy nada de eso. ¿Y si lo fuera? 
¿Quién dice que no lo soy?
¿Quién dice que tú no eres la manta?

¿Quién dice que no eres la luz reflejada?
¿Y mis guantes?
¿Quién dice que no eres nada mío? 
¿Ni de nadie?
¿Quién dice que te beso? 
¿Quién dice que no me besas?

Soy las manecillas del reloj,
La alarma del despertador.
El vaho en el cristal.
La siesta y los sustos de madrugada.
Los gritos que no son gritos.
Soy las palabras que no entiendes.
Las manos. Que son tuyas. Y no.
Soy los besos que te doy. Y no.


Soy.
Y no.



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