Puedo verte al asomarme al balcón.
Decidido, con pasos de cimiento y flor,
con pancartas y la sonrisa de los que no se resignan.
Te encuentro, agujero blanco,
en los versos de Neruda,
al paralizar un desahucio,
al defender lo que es de todos.
Me acunas, marea,
que borras poco a poco
estas huellas de un pasado sin futuro.
Caminando, puedo escucharte,
reclamando lo que nos pertenece.
Primavera, que floreces
a cada paso, a cada grito.
Floreces. Y con tu luz alumbramos
cloacas del miedo de despacho.
Floreces. Y a tu paso,
curas democracias enfermas.
Tus manos, tu voz,
la palanca con que sacudir escaños.
Puedo escucharte, en cada escuela,
en cada hospital,
en cada constitución saqueada.
Me acunas, marea.
Tú, que borras poco a poco
estas huellas de un pasado sin futuro.
Me acunas, atrapasueños
de conquistas sin vencidos.
Puedo verte. Puedo escucharte.
Con tu caja de herramientas y tus gafas de lejos.
Puedo verte. Puedo escucharte.
Enseñándome. Llamándome.
No hay comentarios:
Publicar un comentario