viernes, 1 de enero de 2016

ARQUITECTOS DE RAÍCES

Le añado azúcar al café
y remuevo 
la vida,
cuando vivir es algo más
que un acusativo interno.


Sé que me mancho los dedos
y la cordura
cuando paso las hojas
de la arquitectura del mundo.


Lo siento.
Sigo sin encontrar qué falla
en los cimientos.


Más que los planos que hicimos.
Más que los materiales que usamos.
Dónde está lo fortuito.
Encontrar lo que viene de lejos.


Lo que inunda las venas,
con el tiempo, el número
y la persona del verbo estar.


Se nos borra
con la tormenta de barro
y los bocetos del diseño.
Destinos sin un final cerrado.


Tapados por un día a día
de adventicia,
como aquellas ideas
que se vuelven raíces.


Paseo por la ciudad,
declinándome.
Como el que flexiona
su desinencia,
su vocal o su nombre.


Todo está ahí.
El principio del mundo
Origen y causa.
El porqué que buscamos
en los poemas.
Nuestra sequía.
Nuestros brazos quemados.
Lo oscuro.


Aquí.
Donde paramos,
Donde nos sentamos.
Donde encontramos.
La lucha, la calma.
Aquí cogemos aire.
Aquí enraizamos.


Tantos arquitectos desarraigados,
eso es lo que le duele al mundo.
Tanta frontera
y señales de prohibido.


Olvidando calcular la estructura
o pensar si ir tan deprisa
nos lleva a algún lado
salvo al precipicio.


Duelen los armarios
y la comida en la basura.
Las moscas
y nuestra suerte.



Duele que todo
ocurre muy lejos.
Porque siempre
tenemos una excusa.


No puedo dormir,
excepto cuando la ciudad despierta,
preguntándome
cuál será la raíz cuadrada
que necesitamos
para ver más allá de nosotros.




*Autora @pennylanebcn @invitameavivir

Boceto publicado en 2012 en www.invitameavivir.blogspot.com

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