martes, 16 de octubre de 2018

Costillas rotas bajo el chaleco salvavidas




Probé mil formas de esquivar las balas.
Costillas rotas bajo el chaleco salvavidas.
Caí de rodillas. Esperé. Cerré los ojos a diario.
Prisionera muda de un disfraz de besos.

Mi cabeza borró la mitad.
La otra mitad aún produce monstruos.
No hubo golpes, ni ojos morados.
Solo locura y miedo a las palabras.

Aprendí que todo es nada.
Que el amor rehén pasa factura.
Fui marioneta de otoño. Nieve en agosto.
Aprendí que hay quien ahoga para poder respirar.

Fui copa rota de rascacielos. Y esperé.
No lo decidí yo, eso está claro. Excepto el final.
Años enteros. Años enteros borrados. Y esperé.
Hasta que resucité de entre los muertos.

lunes, 15 de octubre de 2018

Culpa de ser otra y no ser otra




Un hombre cansado arrastra el otoño en sus zapatos,
levanta la mirada lo justo para cruzar la calle.
Un remolino de hojas amarillas embota sus sentidos.
Sueños de niño, niño perdido, río de piedras.

Tiene todo el tiempo del mundo
y olvida cómo se construyen las cometas.
Olvida que antes tenía un nombre
y repite barrotes con mentiras de otros.

Una mujer cansada, ausente, impaciente.
Ya nadie pinta rayuelas, solo culpa.
Culpa de ser otra y no ser otra.
Sueños de niña, niña con piedras. río con barro.

Olvida que antes era manos libres
que antes era caminos.
Mira por la ventana astillada
y repite barrotes con frases de otras.

Te alejas de puntillas.
Por poco, sonríes. Por poco.
Maldita niebla, maldita culpa.
Huele a grava y metal. A cambio de agujas.
Y a lo lejos, relámpago. Por poco.